martes, 7 de febrero de 2012

Se rompió.

Se ha roto.

Lo que ella y yo teníamos se ha roto.

Duele.

Duele por la forma en la que se acaba. Duele porque interpretamos el amor de diferentes formas. Duele por haber vuelto a apostar por ella cuando ya había rehecho mi vida. Duele por el trato recibido y duele sobre todo por haber yo alvidado de amarme a mí mismo.

Este dolor hace que me distraiga y que no vea lo que tengo. Tengo dos hijos maravillosos cerca de mí y la posibilidad de volver a mí país. Tengo pocos amigos cerca de mí y muchos lejos de aquí.

Oigo miles de consejos y halagos, comentarios, críticas, reflexiones y dos alternativas: volver a España o quedarme en Suecia.

No os voy a mentir...he pensado en ambas.

Por supuesto que mi decisión nada tiene que ver con esta ruptura. He decidido anular todo tipo de contacto con ella pero quizás no todos los recuerdos, porque la he amado y desafortunadamente la sigo amando por mucho que la quiera odiar. No soy una persona que odia, nunca lo he sido, simplemente me ha decepcionado. Esta decisión es mía y no involucro a ella en mi decisión precisamente porque la he anulado de mi vida y no va influir nunca más en cualquier cosa que yo decida.

Volver a España:

El primer instinto que tuve quizás fruto del dolor y la rabia fué buscar trabajo en España y aprovechar que sé   varios idiomas para encontrar un buen trabajo. No he decidido nada todavía. Simplemente fué un instinto. Volver a mi país no es sólo una fuga del país que me tiene atrapado. Es volver a mi cultura. Volver a donde pertenezco, volver a expresarme en mi idioma, es tener un entorno en el que encajo. Es crecer y no estancarme. No podéis imaginaros lo duro que es añorar su propio país, añorar mi facilidad para hacer reir con mi humor, añorar olores, sabores y sobre todo el hecho de pertenecer a lugar donde se está.

Se me encoge el estómago al pensar en esta posibilidad porque no tendría cerca a mis hijos tanto como a mí me gustaría, Siempre y cuando encuentre trabajo y decida volver sería lógicamente una tortura sólo poder verlos de vez en cuando. Podría rehacer mi vida en Alicante, sentirme seguro y lleno de vida, ver a los niños varias veces al año, dentro de poco podrán volar solos, de esa forma ellos estarían más unidos a España y dentro de poco podrían venir un verano entero, etc.
Puede que si se lo explico bien lo entiendan, puede que dentro de poco se acostumbren y acepten la situación. No sé.

Es una tortura haga lo que haga y requiere pensarlo bien y ser fuerte.

Quedarme en Suecia:

Tengo a los niños cerca. No los veo tanto como a mí me gustaría ya que por mi horario laboral no pueden quedarse a domir conmigo más que fin de semana si y fin de semana no. Busco trabajo todos los días pero es más fácil encontrar trabajo en Alicante sabiendo idiomas que aquí siendo "extranjero". Estoy ahí para ellos. Me da miedo hacerles daño si eso no fuese así y no me tuvieran cerca. Me da pánico herirlos.

El clima me hunde. Meses sin ver el sol y veranos irregulares, Oscuridad eterna y gente fría. Pierdo días de vida aquí. Exige un esfuerzo enorme el adaptarse y después de diez años estoy exahusto.
Debería de ser padre, aguantar por ellos, y sacrificar diez años más de mi vida para no herirlos.
Acabaré amargado o quizás orgulloso de haber sido un buen padre.

Puedo ser un buen padre aunque volviese a España?'

Es una rabia incontenible el haber vuelto a Suecia después de haber tenido todos estos pensamientos en mi cabeza hace seis meses. Después de haber sido fuerte y tomar la decisión de haber vuelto por ella y por la posibilidad de poder estar cerca de mis hijos. Es muy frustrante el haber escuchado promesas que nunca se cumplieron y haber dejado a otra persona decidir sobre mi vida.

Voy a tomar una decisión y lo creáis o no será la mejor solución posible.

Volví por dejar decidir a mi corazón lo que en realidad tuve que haver decidido con la cabeza y se rompió por haber ella decidido con la ira en vez del corazón.

Ahora es hora de sentarme y tomar una decisión,



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