martes, 2 de febrero de 2010

No le veo el pero a ser soltero.

La mayoría de las veces son los pequeños detalles los que marcan las diferencias y en cuestión de relaciones de pareja son las pequeñas discusiones las que marcan la diferencia entre la irritación y la ilusión.
Una relación es como una caseta de feria, sobre el mostrador una escopeta cargada y delante de uno, sobre las estanterías, dianas sobre las cuales el feriante ha escrito palabras como: "monotonía", "buen sexo", "cariño", "agobio", "deja de comprar zapatos ya", "te quiero", te odio".
Se puede disparar contra palabras que desencadenen una discusión, habiendo apuntado a aquellas que provocan todo lo contrario. Es decir, discutir por cuestión de torpeza. Se puede querer discutir dejando la escopeta sobre el mostrador y disparar con una ametralladora o bien se puede mantener la cabeza frí, apuntar bien, respirar hondo y contar hasta diez entre disparo y disparo. Lo que en español vendría a ser: "dos no discuten si uno de ellos no quiere".

Una relación larga quema. No hay nada malo en ello. Es hasta incluso normal y necesario.
Es necesario porque es señal de que uno siente y de que está vivo.
Encontrar a alguien para toda la vida es un utopía que mezclada con mucho dinero puede llegar a resultar una película resultona e incluso entretenida.
Discutir por no fregar justo después de comer o por no intentar cambiar una bombilla sin ayuda es más de guión de película basada en hechos reales que son al fin y al cabo las que acaban gustando por ser más creíbles.

La soltería por norma general es un tesoro para los hombres y una tortura para las mujeres. Ambos sexos la afrontan de forma diferente. Para los hombres la soltería es un estado, una forma de vivir. Nos asombra y confunde conocer a otros hombre que persiguen esa utopía con prisa, como si fueran ciegos conduciendo un Ferrari. Es decir hostia asegurada y con seguro a terceros.
Para las mujeres, gracias a Dios no para todas, la soltería es sólo un proceso entre dos relaciones. Cómo poner a cargar el móvil por la noche. La necesidad de pasear cogidas de la mano las lleva a malinterpretar sus encuentros con los hombres dentro del contexto de la tortura que supone el ser soltera. Dar el número de teléfono a un hombre después de un encuentro sexual con éste, esta bien descrito en el libro "Leyes y normas aplicables a encuentros espóradicos durante la soltería" como el principio de una bonita y duradera relación de pareja, seguida de una segunda cita que tiene lugar en el sofá de la susodicha, mejilla contra mejilla y ojeando el catálogo de Ikea en busca de ideas para amueblar el hogar a compartir, a poder ser lo antes posible para que no ser madre demasiado "mayor".
Ojo, conozco a algun hombre que sueña con ese tipo de segundas citas.

No hablaré por todos los hombres, al igual que mi descripción de las mujeres es una mezcla de lo vivido con un pequeño toque de exageración. Sólo me referiré a los hombres que yo conozco.
El calificativo "golfo" es llevado por algunos con agrado e incluso es motivo de alardeo y/o admiración. Sin tener que deberse a nadie con el respeto y la fidelidad que eso conlleva, no veo entonces el problema que supone el relacionarse con quien a uno le gusto o incluso con quien a uno no le guste tanto. Y esto vale tanto para hombres como para mujeres. "Golfo" o "golfa" nace en la envidia y el resquemor de aquellos que no actúan en la obra y sólo son simples espectadores. Esa palabra es fruto de la hipocresía y la frustración que provoca una ilusión sin fundamentos y no correspondida.
El interés es algo que se demuestra no algo que se fuerza.

Conformarse a la hora de elegir pareja es como comprar un coche viejo y no saber de mecánica. Más disgustos que alegrías es sinónimo de mala inversión.

La forma en la que yo vivo todo esto de la soltería y teniendo en cuenta que varios de mis amigos ya no ejercen como solteros, es dominando el pánico de verme solo. De esa manera no me ciego y veo a cada mujer que conozco o pueda conocer tal y como son y no como a mí me gustaría que fueran. Esto se traduce en una exigencia alta pero de esa manera uno es sincero consigo mismo y sobre todo con ellas y tal como hoy estan las cosas, la sinceridad es algo que se aprecia mucho.

Segun la RAE, soltero: suelto o libre.
No se puede explicar mejor.