jueves, 23 de febrero de 2012

Escucha!

Hablando desde la metáfora y salvando las distancias desde la respetuosidad que genera este tema te he de decir que recuerdas a una mujer maltratada que perdona a su agresor por cuarta vez creyendo que este va a cambiar.

Lógicamente tu caso poco tiene que ver con el dolor físico. Es un dolor de otra índole. Mi comparación con tal mujer más bien tiene que ver con la ceguera e ingenuidad y a veces miedo que provoca tu masoquismo que es de tal carácter que hasta llegas a autoconvencerte de que la única narración correcta de la realidad es la tuya misma.

No has visto suficiente ya? No has sufrido suficiente ya?
Vamos... no me digas que te ha pillado por sorpresa cuando has vivido esta misma situación tres veces antes. Y con esta van cuatro....

Escucha idiota:

Seguir apostando por el "cambiará", porque yo la conozco mejor que nadie" o por el "que sabrán los demás, sólo nosotros entendemos nuestra historia" después de haber perdido esa misma apuesta hasta cuatro veces es apostar desesperádamente y cegado por una realidad que sólo tú ves.

Estar accesibe cuando ella te echa de menos, dejar que te dé lo que te daba pero esta vez sin compromiso, darle tú lo que siempre le has dado pero queriendo compromiso, dejar que se acerque y que te tenga, quedarte indefenso ante sus palabras condicionadas por la soledad y por la nostalgia hace que tú veas como tus posibilidades de ganar esa apuesta aumentan. Tienes delante de tí la imagen que tanto has perseguido pero lo que olvidas es que después del adiós sólo queda una apuesta perdida.

Te sientes utilizado. No entiendes como puede ser tan dulce en la cercanía y tan fría con distancia de por medio. Te enfadas porque te das cuenta de que eres idiota. Te enfadas porque no eres fuerte. Pero sobre todo te enfadas porque quieres algo que no es correspondido por alquien que sigue diciendo que te ama.

Estás confundido, dolido, herido, te impacientas, exiges, te enfadas, decides y das marcha atrás, lanzas ultimátums que no cumples y te muestras débil, vulnerable y ella lo nota y lo utiliza para su beneficio y para cubrir sus necesidades de afecto. Confundes su egoísmo con destellos de amor y arrepentimiento.
Eres idiota.

No escuchas a los que te rodean, no quieres oir lo que tú ya sabes. Te enfadas con los que te aconsejan hacer exáctamente lo contrario a lo que haces y eso te frustra porque sería admitir y reconocer que has perdido. Desquícias a quienes se preocupan por tí por que no quieres ver por estar dentro lo que otros ven estando fuera.
Pero la realidad es otra. No pierdes y aunque la recuperes no habrías ganado lo único que haces es ganar un poco de tiempo para volver a ser miserable.

No luches más. Esta lucha y esta apuesta te distrae y no te deja ver lo que tienes a tu alrededor. Deja de luchar por alguien que no te merece, que te utiliza y que utiliza las palabras vacías para satisfacer sus necesidades. Estás siendo víctima de un engaño y una manipulación.

Piensa en tí. Sé egoista y deja de pensar en que pensará ella de tus decisiones. Decide irrevocáblemente disfrutar del alivio que supone el liberarte de esta carga. Vive y deja de ser idiota. No le dediques ni un solo minuto más de tu vida. Deja de intentar negociar, supera tu tristeza, resígnate y acepta que ganas infinítamente más sin ella que con ella y gilipollas alégrate de se haya acabdo cuanto antes.

Acabas de cumplir 24 horas desde la última vez que la escuchastes. 24 horas desde que decidistes no contestar a sus llamadas o mensajes. Has decidido no apostar más porque te has dado cuenta de que no ganas nada aunque ganes. No te distraigas y se fuerte.
Deja que tu amor propio brote y se haga fuerte. No vuelvas a ser idiota. Déjala fuera para que otros puedan entrar y céntrate en la fuerza que cada hora sin entregarte a ella y sin dejarla que sepa de tí te va a dar.

24 horas. No suena ridículo... acabas de empezar. Suma y sigue.
Se fuerte y no te distraigas.

Ánimo!!