jueves, 5 de febrero de 2009

Ibuprofeno y el mundo está loco.

He dormido fatal otra vez. Me he levantado empapado de sudor y con la garganta inflamada.
Por dos euros he comprado en la farmacia 40 comprimidos de Ibuprofeno y me he tomado dos de golpe y me encuentro genial. !Por dos euros!
He llamado a los niños y mi princesita también estaba malita. Un virus en la barriga. Pobrecilla. Tenía la voz muy débil. !Que ganas de abrazarla!
Eric estaba viendo la tele y no estaba muy por la labor de hablar. Como los echo de menos.


Hay días que es mejor no ver las noticias.
Siento vergüenza ajena al ver a nuestros políticos echarse mierda los unos a los otros. Si dedicasen ese tiempo a buscar soluciones y colaborar juntos para que pudiésemos vivir mejor otro gallo cantaría.
A otros les da por apuñalar a sus parejas delante de sus hijos.
Otros pegan hachazos a uno de sus familiares.
Otros mueren al incendiarse su casa por un calefactor en mal estado.
Atentados suicidas,secuestros, atracos, violaciones, etc.

El mundo está loco.

Siempre hay una desgracia que contar y es que el mundo es muy grande y en el pasan muchas cosas.
La verdad es que para traer un niño a este mundo loco hay que pensarselo dos veces y más ahora con esto de la jodida crisis. Lo de cobrar paro es para toda la vida. Tarde o temprano se acaba ese dinero, ¿y luego que?

Acojona pensar en esa situación de no tener ni trabajo ni dinero, pero más acojona el hecho de que no se hay ninguna solución a la vista.
Y en cuanto a nuestros políticos respecta, que triste es ver que ninguno de ellos tiene una solución. Hay sólo dos alternativas de gobierno y ni Zapatero ni Rajoy tienen pinta de líder salvador. Es cómo que les viene grande todo esto que está ocurriendo. Es cómo si me pusiesen a mí al frente de la NASA y me dijeran que tengo que construir un cohete que vuele al espacio. Yo sería sincero conmigo mismo y no aceptaría tal oferta.

En fin que corren malos tiempos para España y para los españoles.

Necesitamos un héroe que nos saque de este negativismo.
Algo así cómo un Nadal de la política.

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