Ayer Telecinco presentó un programa llamado "La Caja". A las doce y media de la noche estaba yo sentado en el sofá preso por la curiosidad que los anuncios emitidos sobre dicho programa me hicieron sentir. La sintonía del programa está claramente estudiada y es un tipo de música que provoca una mezcla de paz e intriga al escucharla. El programa ofrece terapia psicológica a gente que sufre un tipo de trauma que no les supone una carga para poder tener una vida llevadera. El escenario es una gran caja de paredes altas y que sirven de pantallas gigantes en las que se proyectan imágenes que tienen que ver esos traumas que han hecho a los participantes a acudir a dicho programa. El participante se sienta en el centro de esa caja en una silla giratoria y a su alrededor giran tres camaras que captan cualquier gesto que haga.
En cada programa particpan tres personas que exponen todo tipo de traumas y problemas y ayer pensé ver splamente un poco del programa para ver de que trataba y después irme a dormir pero no pude levantarme del sofá hasta que el programa no acabó. Y es que el relato de la primera persona me estremeció.
Se llamaba Javier como yo
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